Estos días se pueden ver sapos en la charca. Al menos seis. Se trata de un fenómeno curioso porque estamos acostumbrados a ver ranas en la charca, pero no es normal ver sapos (mucho más grandes y verrugosos) ya que estos animales pasan casi toda su vida fuera del agua. Los últimos avistamientos de sapos fueron en el jardín botánico; estaban escondidos debajo de piedras y hojarasca, quietos, esperando la noche que es cuando desarrollan una mayor actividad.

Si ahora están en la charca es porque ha llegado la época de reproducción: el macho y la hembra se unen en el agua (amplexo) y la hembra deposita unos largos cordones gelatinosos conteniendo cientos de huevos. Ojalá podamos verlo. El año pasado vimos un único sapo en la orilla de la charca y pensamos que no encontró pareja; este año las posibilidades se multiplican dado que tenemos seis ejemplares y es muy probable que haya individuos de ambos sexos.

Animamos a todo el mundo a la observación tranquila de estos animales procurando no hacer ruido en la charca y, por supuesto, sin tocarlos ni molestarlos.

NOTA:

El día 19 de febrero vimos el amplexo de una pareja de sapos y el día 20 volvimos a verlo, probablemente de la misma pareja ya que estaban en el mismo sitio. En la mañana del día 20 observamos una puesta con cientos de huevos que auguran que vamos a tener una primavera con muchos renacuajos en la charca. Un efecto colateral del movimento continuo de los sapos es que remueven el fondo y levantan sedimento que permanece en suspensión lo que limitará la transparencia del agua.

El día 24 de febrero ya no había ningún sapo en la charca; no sabemos exactamente cuándo abandonaron el agua ya que no se realizaron observaciones los días 21, 22 y 23. Lo cierto es que la estancia de los sapos en la charca no ha superado una semana: una vez realizada la reproducción los sapos adultos vuelven a la vida terrestre y a su actividad nocturna lo que hace difícil observarlos.

No obstante, en la charca han quedado cientos de huevos y en pocas semanas la charca estará llena de los inquietos y oscuros renacuajos del sapo común.