El 18 de mayo encontramos un sapo atropellado en el aparcamiento del Instituto. Posiblemente lo atropelló un coche la tarde anterior en la que llovió bastante haciendo que el animal saliera de su escondite. La estrategia de los sapos frente a posilbes deprededores es estarse quietos y mimetizarse con el entorno para pasar desapercibidos, pero esta estrategia no es válida cuando se trata de un coche.
En varias ocasiones hemos visto sapos en las zonas verdes del Instituto (hasta cinco diferentes en el mismo día), generalmente escondidos bajo piedras u hojarasca y no en la charca como mucha gente supone. De hecho, solo se acercan al agua en la época de reproducción. Es una pena que haya muerto este simpático animalito y ojalá la próxima primavera tengamos en la charca una nueva generación de renacuajos de sapos.