LOS LUNES…POESÍA avanza en este final del mes de febrero hacia el Ocaso del poeta andaluz, de la mano de un alumno de nuestro instituto convertido en gran crítico literario. ENHORABUENA y gracias por iluminar esta sección.

La muerte, la muerte aceptada, la muerte dulce, la muerte deseada, la muerte camino para alcanzar la paz del alma.  

Manuel Machado con un estilo modernista, lleno de adjetivos sensoriales, nos traslada a elementos primitivos de nuestro ser para recibirnos y retornarnos cálidamente a su origen. AGUA, SOL, OCASO, MUERTE.

El poema, sin embargo, no me produce un sentimiento de muerte personal. El ocaso, tal vez a mi edad, es un descanso y vuelta a empezar. Tras una puesta de Sol, sé que vendrá una mañana, tarde y ocaso. Es necesario un momento de sosiego, para separar el día de la esperada noche. El día es reflejo del esfuerzo, del trabajo, del compromiso. La noche es el dejarse llevar, el mundo por descubrir, las aspiraciones sensoriales más íntimas. De ahí, que para mí, la muerte no signifique liberación sino abandono hacia mi yo más íntimo.  

Yo no deseo la muerte. Aún me queda mucha vida: un atardecer, otro ocaso…Sí, es la muestra viva de Paz, de paz interiorJuan Fran Guzmán, 4º ESO B

 

OCASO (Manuel Machado)

Era un suspiro lánguido y sonoro
la voz del mar aquella tarde… El día,
no queriendo morir, con garras de oro
de los acantilados se prendía.

Pero su seno el mar alzó potente,
y el sol, al fin, como en soberbio lecho,
hundió en las olas la dorada frente,
en una brasa cárdena deshecho.

Para mi pobre cuerpo dolorido,
para mi triste alma lacerada,
para mi yerto corazón herido,

para mi amarga vida fatigada…
¡el mar amado, el mar apetecido,
el mar, el mar y no pensar en nada!…