En LOS LUNES…POESÍA de esta semana de mediados del mes de mayo, resuenan todavía los ecos de un intenso y compartido Día de la India en el IES la Madraza.

Arrastrados por la inercia en la búsqueda de vestigios de este país en nuestra cultura  y sociedad occidental, encontramos una serie de valiosos enclaves.

Desde el viernes, en la cartelera de cine de nuestra ciudad aparece la película EL HOMBRE QUE CONOCÍA EL INFINITO, el matemático al que los dioses susurraban fórmulas imposibles. La película relata la vida de Srinivasa Ramanujan, un matemático indio autodidacta que revolucionó esta ciencia a principios de siglo.

En 1913, el matemático G. H. Hardy recibió una carta con un contenido increíble. El autor era un joven indio, Srinivasa Ramanujan, capaz de producir fórmulas inverosímiles pese a no haber recibido una educación formal en matemáticas puras. Aunque al principio respondió con escepticismo, Hardy acabó llevando a Ramanujan desde Madrás, en el sur de la India, al Trinity College de Cambridge (Reino Unido) para tratar de desentrañar el secreto de aquel genio autodidacta…

Hace pocos días la banda autraliana Coldplay estrenaba el video de Hymn For The Weekend, segundo sencillo de A Head Full Of Dreams, quel recrea a hombres meditando, bailes y jóvenes arrojando pintura en polvo emulando una de las festividades indias más tradicionales.

Con el correr de las horas empezaron a surgir las primeras críticas hacia la banda, se les acusaba de “apropiación cultural”. La polémica estuvo centrada en la caracterización de Beyoncé como mujer hindú, con vestido de sari (típico del país), tatuajes de henna en las manos y joyería tradicional, que fue tildada de “estereotipada”. Se acusó a los artistas de un mal uso de la cultura india.

Por último, y relacionado con la sección que nos ocupa, queremos recuperar la figura de Zenobia Camprubí. Esta mujer de exótico nombre, culta y emprendedora en un mundo de hombres de principios del siglo XX. Figura asidua en nuestros libros de Lengua y Literatura, siempre tuvo el tratamiento de mujer del excelso poeta Juan Ramón Jiménez.

Zenobia se interesó por la obra del poeta y pensador indio Rabindranath Tagore, a quien tradujo al castellano a partir de las prosificaciones en inglés que realizó el propio Tagore.

Zenobia Camprubí, dibujo de Joaquín Sorolla

El poema ZENOBIA, escrito por Juan Ramón Jiménez, nos amplía la mirada vital de esta intelectual que siempre fue una mujer de libro.

 

Me he convertido a tu cariño puro
como un ateo a Dios.
¿Lo otro, qué vale?
Como un pasado oscuro y andrajoso
puede todo borrarse.
¡Borrarse, sí! Las rimas bellas
que no cantan tu amor; sus matinales
alegrías sin ti; sus tardes líricas
en cuya paz no me miraste;
las noches cuya clara luna llena
no deslumbró tu candoroso ángel.
El cielo de tu gracia
será el comienzo y el final. En balde
quieren los lobos asaltar la cerca
en donde tus ovejas blancas pacen.
No quiero más que un oro y es el oro
que emanan tus sentidos inmortales.
¡Solo tú, solo tú! Sí, solo tú.
Yo no he nacido, ni he de morir. Ni antes
ni después era nada, ni sería
nada yo sino en ti.
Y los rosales
que has colgado en mi alma -¡con qué encanto!-
a ese sol viejo y nuevo me entreabren
sus rosas en que el cielo se repite
cándido y múltiple en sus cálices.