El mes de diciembre ofrece pocas novedades en la charca: la vida está presente pero de una manera poco evidente: el típico color verde de la vegetación de las orillas ha sido sustituido por el ocre y las ranas y otros animalillos reducen drásticamente su metabolismo y no es fácil observarlos.
La composición química del agua es similar a la del mes anterior y también a la de diciembre de 2020. Siguen los niveles elevados de nitratos y nitritos, tal vez por la escazez de bacterias descomponedoras o al exceso de materia orgánica, principalmente hojas de los árboles caídas en otoño.
El nivel de dióxido de carbono más bajo de lo necesario para que los vegetales acuáticos puedan hacer la fotosíntesis.
En los últimos días de diciembre llegaron las deseadas lluvias después de un otoño muy seco que se nota en el jardín botánico, sobre todo en los tres árboles más veteranos, tres encinas cuyas copas aparecen muy menguadas. Ojalá disfrutemos de un invierno húmedo para el fortalecimiento de los bosques, el desarrollo de los cultivos y la recarga de embalses y acuíferos.