Entre los días 20 y 25 de mayo el agua de la charca se ha enturbiado muchísimo, la pérdida de transparencia y la falta de luz en el el fondo puede hacer que desaparezcan muchos organismos.  
Algo debe haber influido la suciedad que cae en la charca de forma natural: polvo, polen, pelusas y hojas de los árboles. Pero la mayor parte se debe a la proliferación de algas microscópicas a causa de las altas temperaturas de estos días. Para afirmar esto nos basamos en el acuario de control que tenemos al aire libre desde hace meses con agua de la charca, caráceas, renacuajos, etc. En este acuario también el agua se ha vuelto verde.
El microscopio nos muestra estas algas diminutas entre las que destacan las del tipo Scenedesmus. Pero también hay algas de tamaño milimétrico que se observan a simple vista: tienden a adherirse a todo tipo de superficies, pero cuado el agua se remueve se desprenden y quedan en suspensión o flotando en la superficie como una fina película verdosa.
Con el microscopio hemos comprobado que el zooplancton sigue siendo abundante (principalmente Daphnias y en menor medida copépodos). Esperamos que sea capaz de reducir la cantidad de algas en los próximos días y vuelva el equilibrio a la charca.
Otra novedad a destacar son la abundancia de libélulas que pululan alrededor de la charca. Son frecuentes las de color rojo intenso; se pueden ver varios individuos a la vez. Les gusta posarse sobre las largas hojas de los lirios y algunas veces se las ve introduciendo el abdomen en el agua, por ejemplo en una masa de algas, tal vez para realizar sus puestas de huevos. Ocasionalmente vemos una libélula especialmente grande de color azul verdoso.
Y volvemos a ver renacuajos. Ya no son los llamativos renacuajos negros del sapo común, sino otros que creemos que son de las ranas: son de color más claro y nadan con movimientos muy bruscos: rápidos desplazamientos de 15-20 cm para después esconderse en el lodo y volver a desplazarse tras un descanso.