La gráfica muestra el resultado del análisis de agua realizado en septiembre de 2018. Los valores son parecidos a los del mes anterior, pero algo mejores en lo que respecta a nitritos y dureza total. También ha mejorado la transparencia del agua que se ha mantenido verde la mayor parte del verano, con una película flotante de material orgánico (eutrofización).
En las úlitimas semanas se ha retirado el material flotante y se ha suprimido una buena parte de la vegetación de ribera: en las orillas se ha recortado mucho el mastranzo y en el interior de la charca se ha retirado buena parte de la anea que invadía todos los rincones y se ha intentado confinarla a los macetones sumergidos. En cambio, se ha favorecido el crecimiento de plantones de carrizo que estaban ahogados por otras plantas.
En estas tareas de limpieza se ha eliminado buena parte de las algas macroscópicas, tanto las filamentosas como las caráceas. La intención inicial era respetar estas últimas, pero ha sido imposible ya que formaban un amasijo con el resto de la vegetación.
En la actualidad el aspecto de la charca es aceptable, con una ligera turbidez del agua. La población de ranas sigue siendo numerosa aunque algunos vecinos y vecinas pensaban que ya no había ranas pues apenas croan desde que terminó la época celo. También son frecuentes los renacuajos de gran tamaño a los que falta poco para completar su desarrollo.
Con respecto a los invertebrados, la diversidad es menos aparente que en otras épocas. En un primer vistazo solo se aprecian barqueros acuáticos bastante pequeños. ¿Se los comen las ranas? Las larvas de libélulas están más escondidas entre las algas y el sedimento. Con una observación más atente se descubren las dafnias y otros organismos del zooplancton que son muy importantes para mantener el equilibrio ecológico.
En las orillas de la charca se han habilitado cuatro puntos de observación y muestreo en los que se han colocado unas losas para facilitar el acceso y para evitar pisar todo el perímetro de la charca.