La imagen muestra los resultados del análisis des agua de la charca realizado el 15 de julio de 2018. Aunque la mayoría de los valores son óptimos hay que señalar dos excepciones:

  • El contenido en nitritos es ligeramente alto. Ciertas bacterias son las encargadas de transformar los nitritos procedentes de los restos orgánicos en nitratos; tal vez hay un exceso de materia orgánica o puede que la población de bacterias sea insuficiente.
  • La dureza debida a carbonatos es muy alta. No se puede atribuir a aportes de aguas pluviales como sucede en invierno. Quizás por la remoción del fondo al retirar muchas algas filamentosas (5 de julio).

La población de ranas sigue activa pero el croar se escucha menos que durante los meses anteriores. Posiblemente haya terminado la época de celo. Nos llama la atención que no se ven zapateros, ni renacuajos de la última generación, incluso hay pocos barqueros acuáticos. Da la impresión de que la diversidad se ha reducido. Como hipótesis apuntamos que sea debido a la depredación realizada por las propias ranas lo que sugeriría que habría que reducir su número.

Una curiosidad interesante es la aparición, por primera vez en la charca, de las características espigas cilíndricas de las eneas que recuerdan a un puro. Las eneas gozan de extraordinaria salud, mejor que los carrizos con los que sembraron conjuntamente.