El 7 de octubre sacamos de la charca un renacuajo grande con dos patitas incipientes y una pequeña ranita que todavía tenía cola porque la metamorfosis no se había completado. Se colocaron en una acuario con piedras y algas para que el alumnado pudiese observarlos con más comodidad. A las 48 horas la ranita había desaparecido, solo quedaba su columna vertebral y algún hueso más. El joven renacuajo se la había comido.
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La imagen de la izquierda no es de nuestra charca, pero se parecen mucho a los protagonistas de esta historia.