Volver a Tema 3: EVOLUCIÓN

Lee con atención el siguiente texto y contesta a estas cuestiones:
  1. ¿A quién se refiere con el nombre de abuela?¿Quién es la madre?
  2. ¿Qué diferencias hay entre las condiciones ambientales de la Tierra primitiva y las de la Tierra en la actualidad?
  3. Enumera los principales acontecimientos de la historia que se narra en este texto.
  4. El texto incluye numerosas frases con matices finalistas o lamarquistas, que no son aceptadas por el evolucionismo moderno. Descúbrelas (algunas ya aparecen subrayadas)

LA ENORME PEQUEÑEZ DE LA ABUELA TIERRA
Modificado del libro del mismo título de J.Navarro y A.Navarro (1993).
Ediciones de la Torre.

Voy a narrarte la historia de la Evolución, de la Vida, de mi madre. Para empezar, te diré que el origen de mi madre se confunde con la historia de la Tierra. Comenzaremos, pues, hablando de la Abuela: la Tierra.

Todo se inició hace más de cuatro mil seiscientos millones de años, una cifra tan larga que da miedo imaginarla. En aquellos tiempos la Tierra era un planeta muy joven. Había nacido un poco antes. Se formó a partir del gas y del polvo que contiene el Universo y que hace posible la existencia de estrellas y planetas. Se había enfriado y su aspecto ya era similar al que tiene hoy. Tenía continentes y océanos que antes estaban situados en lugares diferentes a los de ahora. También tenía atmósfera. Pero ésta no contenía oxígeno como la que nos rodea actualmente. Sin embargo, faltaba algo. Todo estaba desierto. No había vida. Sólo primigenios relámpagos atmosféricos perturbaban la silenciosa sucesión de días y noches. Creo que la Abuela Tierra debió aburrirse mucho durante aquellos primeros momentos.

El océano se movía al compás de las mareas y de las corrientes marinas primitivas. Las olas, impulsadas por los vientos, batían la superficie del desolado mar. No había flores ni pájaros. Sólo tierras y océanos calentados por el Sol y bañados por la Luna. Disueltas en el mar, flotando y viajando, se encontraban, además del agua (H20), otras sustancias: amoníaco (NH3), anhídrido carbónico (CO2), nitrógeno molecular (N2)...

Las radiaciones solares y la electricidad de aquellos antiguos relámpagos posibilitaron que estas moléculas se descompusieran. Los átomos de oxígeno, de hidrógeno, de carbono y de nitrógeno que las forman quedaron libres y pudieron unirse de nuevo originándose nuevas y variadas sustancias o moléculas más complicadas. Y esto siguió ocurriendo durante millones y millones de años. Todos los océanos, los mares y hasta las más pequeñas charcas de agua de la Abuela Tierra se llenaron de enormes moléculas, formadas por distintas combinaciones de átomos.

Durante milenios, estas moléculas siguieron reaccionando químicamente, descomponiéndose y recombinándose entre ellas, gracias al trabajo del Sol y de los relámpagos primitivos. Se originaron moléculas cada vez más grandes, más largas, más complicadas... Hasta que un día, no sé cómo ni por qué, ocurrió una maravilla: una de esas moléculas fue capaz de autorreproducirse, es decir, fue capaz de hacer copias de sí misma. Estas moléculas se multiplicaron y poblaron mares y océanos. Se instalaron en aguas más frías, más cálidas, más dulces, más saladas... Se especializaron y, con el transcurrir del tiempo, se perfeccionaron.

Un buen día, tal vez por azar, ocurrió un nuevo prodigio: unas cuantas moléculas muy complejas se unieron tan sólidamente entre sí que formaron la primera célula. Como sabes la célula es la unidad básica del cuerpo de las plantas y de los animales. Estas primeras células surgieron en el agua. De ellas nació, hace aproximadamente 3.600 millones de años, el primer vegetal, que también fue acuático. Era sencillo: tenía una sola célula. Algas unicelulares muy pequeñasr, con la energía del Sol, capaces de transformar agua y sustancias minerales en elementos nutritivos que les servían para vivir y autorreproducirse.

Durante muchas generaciones se fueron adueñando de los océanos. Crecieron y se reprodujeron, adaptándose mejor a su medio. Después se originaron las primeras algas con dos, cuatro, ocho o más células, es decir, pluricelulares; éstas se hicieron más grandes, más complicadas, más complejas. Crecieron y, al final, también se apoderaron de los océanos.


Pero en aquellos años la Vida era poco entretenida: padres e hijos eran idénticos y los vegetales evolucionaban muy poco. Y así, aburriéndose mucho y evolucionando despacito, pasó muchísimo tiempo. Hace 2000 millones de años los vegetales marinos "inventaron" el sexo. A partir de ese momento, la información para vivir procedía de dos seres: el padre y la madre, y no solamente de uno. Este hecho contribuyó a que aumentará la diversidad, los vegetales se transformaron rápidamente originándose muchas y variadas especies que colonizaron los océanos.

Estos seres vivos y, en particular la fotosíntesis, obraron un gran portento: los gases de la Abuela Tierra empezaron a variar y, gradualmente, fue apareciendo más y más oxígeno. Este cambio de gases finalizó hace 1.000 millones de años y provocó la extinción de muchas especies de plantas. Pero, afortunadamente, otras sobrevivieron, adaptándose a las nuevas condiciones, y evolucionaron apareciendo más y más formas nuevas.

    Hace 400 millones de años sólo había vida en mares y océanos. En las tierras secas no vivían animales ni tampoco plantas. No sé por qué motivo las plantas, en esos tiempos, comenzaron a poblar las playas. Salieron tímidamente del agua, se acostumbraron, a vivir en las orillas y, poco a poco, se adentraron hacia el interior de la tierra, adaptándose a su nuevo medio: el océano de aire que envuelve la superficie de oceános y mares. Sí, la atmósfera es un gran océano de aire, de oxígeno, de nitrógeno y otros gases. En este peculiar océano vivimos tú y yo. Imagino que las plantas sufrieron mucho al cambiar su confortable océano de agua por el seco océano de aire. Tal vez se vieron obligadas a emigrar desde las profundidades de las aguas para poder sobrevivir. Llegaron a las playas y allí se enraizaron y aprendieron a colonizar las tierras, hasta que alcanzaron el interior de los continentes y las faldas de las más altas montañas. Crecieron, se multiplicaron, evolucionaron y la Abuela Tierra se cubrió de grandes bosques hace, aproximadamente, 350 millones de años.

    Poco después de que las plantas empezaran a vivir en la tierra, insectos marinos, que habían desarrollado alas para nadar en el océano de aire, surcaron por primera vez los cielos. Estos insectos alados ayudaron a las plantas en la dura tarea de colonización de las tierras yermas. Mientras esto ocurría, en aguas poco profundas y cerca de las playas, merodeaban muchos peces y animales marinos que, al disfrutar asomando la cabeza fuera del agua, se acostumbraron a estar cierto tiempo fuera del mar. Progresivamente, desarrollaron pequeñas bolsas en las que guardaban el aire. Formaron sencillos pulmones que les permitieron respirar algo de oxigeno y así, nacieron los primeros anfibios. Ampliaron sus pulmones y, un día, se adentraron hacia el interior, siguiendo la ruta marcada por plantas e insectos... Y jamás regresaron a los océanos.